ENAMORADA
Fueron muchas las veces que dije… “no pienso enamorarme
nunca”. Y muchas más las que me lo creí. Creo que fue por eso por lo que se me
hizo tan difícil reconocerlo… Pero como dijo una vez alguien, nunca digas
nunca.
Todo empezó dos años atrás, tenía 16 años y me creía la
reina de la tarima. Una inmadura, con ganas de comerse el mundo. Una chica
que creía saberlo todo y que nada la
hacía más ilusión que saber que el sábado tenía algún cumpleaños e iba a
quedarse algo más tarde por la noche. Coqueta, presumida, rebelde… Lo que se
dice de una niña de 16 años de toda la vida. Una noche estando en el único pub
que hay en mi pueblo, pasó un chico al que yo ya conocía de oídas… que si “qué
guapo era” que si “quién le tuviera” lo típico, comentarios que a mi parecer
sólo se merecía Mario Casas. Un chico normal y corriente. Yo, me reía mirando
como todas mis amigas se quedaban embobadas mientras bebía un traguito más… No
pasaron a penas diez minutos cuando me empezaron a dar codazos descaradamente
diciendo que me estaba mirando… ¿pero qué más me daba? ¡Qué exageración!
Al día siguiente como vicio de cualquier adolescente aquella
época, me metí en Tuenti. Tenía un mensaje; era suyo… No me preguntes por qué
pero se me puso el corazón a mil. Quizás era sólo la satisfacción de que de
todas las que le miraban, se fijara en mí… Comenzamos a hablar y decidimos
vernos… Meses después comenzamos una relación y a día de hoy es mi pareja.
Sé que no es la historia más bonita del mundo, no es eso lo
que pretendo. A veces, las cosas pasan cuando menos te lo esperas y con quien menos te lo esperas. Yo no quería
enamorarme simplemente pasó. Supe que era él
cuando le miré y me recorrió por
primera vez ese cosquilleo desde el dedo
gordo del pie hasta el último pelo de la cabeza. Ese don que desarrollé, de
detectar su olor a metros de distancia. Ese juego al que me aficioné de contar
los lunares de su espalda y saberme de memoria todos sus puntos débiles. Esa
sonrisa que se hizo habitual cada vez
que se me venían los momentos a la cabeza. Ese abrazo que se volvió medicina en
los momentos más duros por los que pasé. Esa cara que se me venía escuchando
todas las canciones de amor del momento. Amor, amor es eso que dicen que tanto
ha cambiado con las tecnologías y yo digo que sigue siendo el mismo. Porque
amor, amor se compone de cariño y complicidad, esa parte que no cambia con el
tiempo. Porque si el amor se hace bien no acaba. Porque amor es eso que nunca llena, de lo que siempre queremos más. Amor es el postre más
dulce de la vida. Amor son ganas. Amor son personas. Amor es virtud. Amor, es
sentirse bien con uno mismo, sentirse bien con los demás. A veces no hace falta
que gire en torno a una persona. Amor, es eso que nos enseñan en casa y practicamos
fuera. Amor es trasmitir energía y positividad con sólo una mirada. Amor es lo
que siento. Amor es lo que todos acabamos descubriendo.
Se tú mismo y no busques nada, todo llega cuando menos
te lo esperas. No hay tren del amor que salte su parada. En alguna de ellas
estarás tú y cuando estés no dudes en subirte, dure lo que dure el viaje,
vivirás una de las aventuras más bonitas de tu vida. Yo doy gracias a que
decidí coger este tren y me encanta hacia donde me lleva. Espero verte algún
día. Donde seas tú quien me cuente su historia.
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